Cómo elegir el espacio ideal para vivir durante tus estudios

Mucho más que compartir espacios: una nueva forma de vivir, conectar y crecer.

 1. Red profesional que nace en casa
Vivir en un entorno coliving permite conexiones orgánicas con personas que comparten intereses, industrias o aspiraciones similares. Las conversaciones casuales en la cocina o en el coworking pueden convertirse en colaboraciones, mentorías o incluso oportunidades laborales.
“Desde que me mudé, he conectado con diseñadores, marketers y emprendedores sin salir de casa.”

2. Espacios que inspiran productividad
Los colivings modernos están diseñados para facilitar el trabajo remoto y la creatividad. Zonas tranquilas, escritorios ergonómicos y buena iluminación hacen que trabajar desde casa sea eficiente y agradable. Además, tener un coworking en casa elimina desplazamientos y mejora el equilibrio entre vida laboral y personal.

3. Economía colaborativa
Compartir vivienda significa compartir gastos. Servicios como internet, limpieza, lavandería y mantenimiento suelen estar incluidos en una sola cuota mensual. Esto permite a los residentes planificar mejor sus finanzas y destinar recursos a experiencias o formación.
“Pago menos que antes y tengo más servicios. Es como vivir en un hotel boutique con amigos.”

4. Bienestar y comunidad
Eventos como clases de yoga, cenas temáticas o talleres de desarrollo personal fomentan el bienestar emocional y la sensación de pertenencia. Vivir rodeado de personas con energía positiva y metas similares puede ser un gran impulso para la salud mental.
“La comunidad me ayudó a adaptarme a una nueva ciudad sin sentirme solo.”

5. Flexibilidad para estilos de vida modernos
Muchos colivings ofrecen contratos flexibles, ideales para quienes están en transición profesional, haciendo prácticas o explorando nuevas ciudades. Esta adaptabilidad permite moverse sin compromisos largos ni complicaciones logísticas.